Mar. Abr 23rd, 2024

En general, para un padre es difícil evaluar la gravedad de su hijo, por el componente emocional que significa el verlo enfermo y por su falta de experiencia en estos casos. Sin embargo existen signos objetivos que pueden ayudar a tomar una determinación como la de llevar al niño a un servicio de urgencia o llamar a un servicio de urgencia domiliciliaria.

No analizaremos los síntomas obvios de gravedad como convulsiónes o hemorragias, sino otros más sutiles que pueden pasar inadvertidos.

El niño recién nacido, por ejemplo, presenta síntomas muy vagos o sutiles que son muy difíciles de advertir espontáneamente. Algunos de ellos son: – Somnolencia y decaimiento importantes: Falta de interés en alimentarse y de fuerza para hacerlo.

El llanto débil tiene el mismo significado. Sus extremidades se colocan fláccidas y su actividad espontánea desaparece.

– Irritabilidad: el niño llora en forma continua y los esfuerzos por calmarlo, como mecerlo o pasearlo, aumentan el llanto (dolor). Esto puede ser signo de meningitis, y el llanto, el dolor que se produce en la cabeza y el cuello con el movimiento. Si esto se acompaña de fiebre o cambios de coloración de la piel el síntoma tiene gran importancia.

– El niño no puede caminar: Un niño que pierde esta capacidad recientemente adquirida puede indicar una lesión ósea o articular como también una falta de fuerzas por una parálisis que no puede comunicar.

– Dolor abdominal: Éste puede ser espontáneo, el que se acompañará de hinchazón del abdómen. Si además duele al tocar o presionar el abdómen puede ser signo de inflamación de las vísceras (apendicitis, invaginación intestinal). El abdómen duro (en tabla) es signo de peritonitis (se acompaña de vómitos y fiebre).

– Hinchazón y dolor al testículo: Puede deberse a la inflamación por una infección viral (orquitis por virus de parotiditis) o por la torsión de las arterias y venas que produce la falta de riego del testículo y su muerte si no se soluciona el problema en forma rápida.

– Dificultad respiratoria: Es un síntoma fácil de percibir y se aprecia mirando la nariz del niño que aletea en cada respiración, los músculos entre y bajo las costillas se hunden. Esto se acompaña de un aumento de la frecuencia respiratoria y un quejido en cada respiración. Esto es indicio de un problema respiratorio grave como bronconeumonia o bronquitis obstructiva.

– Cianosis: Es el color azuloso que adquieren los labios y extremidades cuando no hay suficiente oxígeno en la sangre. Tiene un valor similar a los síntomas anteriores, pero pueden darse solos, como en algunas intoxicaciones.

– Salivación excesiva: La salivación es normal y muy abundante en los primeros meses de vida (4 a 5 meses y en relación a la dentición, 7 meses). Si el niño no estaba salivando y bruscamente presenta este síntoma puede ser indicio de una inflamación grave de la garganta, como amigdalitis, absceso amigdaliano, epiglotitis. Esta última enfermedad puede causar la obstrucción súbita de la laringe. Si este síntoma se acompaña de fiebre las posibilidades de estos diagnósticos aumentan.

– Deshidratación: Es el menor contenido de agua en el cuerpo del niño. Se puede deber a una pérdida excesiva por diarrea o una falta de ingesta por náuseas y fiebre con rechazo de la alimentación. Se puede diagnosticar por el decaimiento, la falta de lágrimas , de saliva y sudor, y la presencia de piel seca y hundimiento de los ojos. Tanto o más fácil de diagnosticarla es haciendo un balance aproximado entre lo que el niño ingiere y lo que pierde (diarrea y vómitos).

-Fontanela abombada: La fontanela anterior es la depresión del cráneo por detrás de la frente y es una falta normal de osificación que se cierra después del año. Si aumenta la presión dentro del cerebro como en una meningitis, o hemorragia dentro del cráneo, la fontanela se elevará y se pondrá tensa a la palpación. Esto y otros síntomas como somnolencia, fiebre o rigidez del cuello puede ser signo de una enfermedad grave.

– Cuello rígido. Puede ser signo de meningitis. La mayoría de las veces es una contractura muscular producida por una infección viral de los musculos o inflamación de los ganglios que están cerca de los músculos. La rigidez de cuello debe acompañarse de fiebre, conciencia alterada o vómitos para hacer el diagnóstico de meningitis.

– Manchas de color purpúreo: Aparecen en forma brusca en cualquier parte del cuerpo y aumentan rápidamente junto con fiebre en algunos tipos de meningitis o infecciones graves.

-Fiebre alta: Si bien es cierto, la fiebre alta (sobre los 39ºC axilar) más frecuentemente acompaña a enfermedades comunes: amigdalitis, o exantema súbito, es bueno tener en cuenta que las infecciones graves se acompañan de fiebre alta en general (meningitis, neumonia). Aquí hay que recordar que los niños pequeños no presentan fiebre alta ante infecciones graves y predominan otros signos descritos para el recién nacido.