En este caso no hay fiebre y sí un intenso decaimiento causado por el calor y la deshidratación. La exposición al sol no ha sido directa y la piel está normal, sin enrojecimiento.
Igualmente debe avisar a su médico pero aquí probablemente bastará con la administración generosa de líquidos y el enfriamiento del cuerpo y del ambiente que rodea al niño.
Hágalo reposar acostado. Si el niño no mejora y su conciencia empeora deberá trasladarlo a un centro de salud. Entretanto continúe administrando agua fría frecuentemente.